jueves, 1 de diciembre de 2011

Escaparate de una tienda de viejo.


Avilés, octubre de 2011.

Adoro las tiendas segunda mano; son un deleite para los sentidos: el olor a viejo, el silencio que las envuelve, los colores de sus más variopintos e inverosímiles mercaderías, el tacto de las antiguas texturas, el sabor que despiertan al recuerdo las viejas cajitas de galletas. Podría pasarme horas en una. El tiempo se para en ellas como se detuvo para tantos de sus objetos.

viernes, 4 de noviembre de 2011

1 de noviembre, Día de Todos los Muertos (I)







Todas las fotografías han sido tomadas el 1 de noviembre de 2011 en el cementerio de La Carriona, Avilés.

1 de noviembre, Día de Todos los Muertos (II)






La vida es Muerte
y la Muerte es Vida.
No hay Vida sin Muerte
ni Muerte sin Vida.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Ave Fénix


En mi cuarto habita el Ave Fénix.
Su renacer de las cenizas, es mi renacer.
Gijón, 2011.

viernes, 14 de octubre de 2011

Pase de diapos


Gracias, Xurde, por tu paciencia y ayuda.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Power.

Aspectos técnicas: una única exposición. Un único e impresionante rayo.




viernes, 22 de julio de 2011

Pajarillo muerto

Llegar a casa. San Martín, 19 julio 2011.

viernes, 15 de julio de 2011

Viaje por el Sudeste Asiático


Propaganda en una calle de Ho Chi Minh. Vietnam, diciembre 2010.



Sobremesa callejera lista para fregar. Ha Tien, Vietnam, diciembre 2010.

miércoles, 13 de julio de 2011


Motero en Bangkok. Tailandia, noviembre 2010.
Faenando en Phuket. Tailandia, noviembre 2010.
Calle nocturna de Ho Chi Minh. Vietnam, diciembre 2010.

jueves, 19 de mayo de 2011

Mentir

http://www.youtube.com/watch?v=mlupiqu1X6I


Una vez esta canción formó parte de la banda sonora de una época de mi vida.
Desde entonces, no volví a mentir, ni a mí ni a nadie.
Pero a veces, también el exceso de sinceridad trae problemas y pérdidas.

A J.

sábado, 9 de abril de 2011

AP-68

AP-68. Esta es la nomenclatura de la autopista que me lleva directa desde Gijón hasta Huesca. Me han adjudicado una plaza de maestra. Es temporal, tan sólo unos días y esta es la primera vez que voy a trabajar en una escuela. Hace doce años que acabé la carrera y nunca antes he ejercido de ello. Esto me asusta un poco pero a la vez me supone un reto. A por él. Estará bien como toma de contacto con la profesión y para saber si merece la pena o no hipotecar los próximos dos meses estudiando para las opos que han convocado en Asturias.

Sin pensármelo dos veces me cojo el coche y me lanzo a la carretera. Bajo un sol abrasador ruedo algo más de 600kms. El termómetro del coche en ningún momento baja de los 27'5º y llega a alcanzar los 32. Hace mucho calor; parece verano. Después de 7h al volante llego a Huesca. No es para nada como me lo imaginaba. Es una ciudad perqueñita y apenas hay montañas alrededor, más bien esto parece una estepa. Pero la gente es amable y disponible. En la calle hay ambiente: las terrazas están abarrotadas de juventud tomándose una caña a la fresca. No me lo pienso y me uno a ellos. Me gusta estar en la calle. Adoro esta sensación de verano y este cambio de aires. Este invierno me ha resultado largo y ha sido duro a nivel personal. Supongo que me habrá servido para algo. Eso espero.

Es curioso eso de las casualidades. Para el viaje cogí la primera carpeta de cds que pillé en la estantería de casa. Al subir al coche y echar un ojo a su contenido me encuentro con un cd de Amparanoia que hace tiempo no escucho. No me lo pienso y me lo pongo. Esta será la banda sonora de esta nueva aventura. La primera canción, “la vida te da”. Y así, una tras otra, parece que cada una de las letras de sus canciones habla de mí. ¿Nunca os ha pasado algo así? Es curioso, ¿verdad?. Creo que incluso hay una peli que se titula algo así como “todas las canciones hablan de mí”. La verdad es que resulta reconfortante encontrarse con que alguien más ha experimentado lo que uno vive y además, sabe plasmarlo en forma de música u otro arte. Me gusta el optimismo y la fuerza que trasmite Amparo. ¡Ea!.

Al día siguiente me incorporo a mi nuevo trabajo. Es en una escuela rural, en un pequeño pueblo de Huesca. Los compañeros parecen majos y una de ellas me ofrece quedarme esta semana en su casa, pues tienen habitaciones libres. No me lo pienso y acepto. Mucho mejor compartir con alguien que estar sola en una pensión. Durante esta semana mis nuevos compas de piso son una chica y un chico también del gremio, lo cual siempre resulta de apoyo para enfrentarse al reto de la enseñanza.

Ayer, viernes, fue mi primer día entero dando clases a los niños. No me desagradó la experiencia aunque me resulta difícil lo de tener dos cursos diferentes en un mismo aula y tener como herramienta de trabajo los tablets. Los niños del tercer ciclo (5º y 6º) trabajan con ordenador. ¡Cómo ha cambiado la escuela desde que yo hice las prácticas!. Espero poder llegar a manejarme con esto pronto, aunque cuando quiera darme cuenta ya serán las vacaciones de Semana Santa y luego ya sólo me quedarán tres días más de trabajo. Un visto y no visto.

Vivimos en otro pueblo cerca del de donde está la escuela. Es un poco más grande aunque tampoco parece que haya mucho para poder hacer, ¡ni siquiera hay piscina municipal!, de modo que no me queda más remedio que desplazarme hasta otro para poder ir a nadar hoy. ¡Uau, qué bien se está en el agua y qué bien sienta esto de la natación!. Por la tarde he estado corrigiendo unas traducciones de los chiquillos y por primera vez tengo conciencia de lo que significa ser maestra. Miedo me da.

Este fin de semana será tranquilo y el próximo ya serán vacaciones. Tengo que pensar qué hacer, si irme unos días por Cataluña aprovechando la coyuntura o volver a casa. Me apetecen las dos cosas pero me hecha para atrás el viaje que tendría que hacer de vuelta desde Asturias para luego sólo tres días. No sé, ver veremos, dijo el ciego.


martes, 8 de marzo de 2011

Ausencias.

Vane ya se ha ido de casa; ya sólo quedamos Bea y yo. Es extraño ver su habitación vacía. Han sido cuatro años conviviendo, salvo un intervalo de 7 meses en el que yo me fui para regresar de nuevo. Cuatro años compartiendo espacio, risas, lágrimas, bromas, dudas, ánimos, fuerzas. Nos quedarán los recuerdos y la amistad.
Con Bea ha sido menos tiempo de convivencia pero no por ello menos intensa o profunda. Las echaré mucho de menos.
Nos hacemos mayores y la vida nos lleva por caminos distintos. Seguiremos reencontrándonos pero será de otra manera, tal y como ha pasado antes con aquellos con quienes compartí mi vida en algún momento. De cada uno me llevo algo, especialmente de aquellas personas a las que más unida me he sentido. Son mi "muchedumbre". Yo soy yo y los otros que me he encontrado en el caminar.
Me da mucha pena separarnos; no me gustan las despedidas porque nunca puedes estar seguro de cuando les volverás a decir "hola". A veces esta incertidumbre me asusta mucho, especialmente cuando la muerte parece rondar cerca y tomo conciencia de su poder. Me siento una niña asustada del porvenir. Asusta por desconocido pero es emocionante enfrentarse a él. No he de olvidar aquello de "no se es valiente si no se tiene miedo". Pensar que puedo ser valiente es lo que me da fuerza.

domingo, 6 de marzo de 2011

Cajas.

Cajas de cartón, otra mudanza, una nueva etapa. Otra vez a empaquetar todas las cosas y a hacer reparto de las que son comunes. De nuevo una despedida y un nuevo empezar. En esta ocasión me voy a vivir sola. No será la primera vez, hace años ya tuve una experiencia y, para ser sincera, no me gustó demasiado eso de no tener a quién dar los buenos días o a quien preguntarle cómo le ha ido la jornada. Prefiero compartir mi cotidianeidad con otra persona, o personas, pero en este momento de mi vida, no me apetece ir a vivir con desconocidos y empezar de cero. No al menos en Gijón. Así que me voy al monte, a una casita-hórreo un poco aislada del mundo, rodeada de árboles y frente a la montaña en la que descansa mi padre. Él velará por mí. Seguro. Mi compañía serán dos patos a los que he bautizado Chico y Rita, como los personajes de la película que aún no he visto y me muero de ganas de ver; tiene muy buenas críticas y es una historia de amor de esas de ida y vuelta, de las de segundas oportunidades. También tendré un gato, el de Ali, al que cuidaré como si fuera mío hasta Julio, cuando ella vuelva de su aventura inglesa.
Treinta y dos años y me siento a veces como una vieja ermitaña cansada del mundo. En otras ocasiones todavía siento que me lo voy a comer, que aún me quedan muchas cosas por descubrir y vivir. ¡Bien!. La vida es como una montaña rusa: emocionante. Y la emoción es la que nos hace sentir vivos.
No sé por qué escribo todo esto aquí y no en mi diario. Supongo que es una manera de gritar al vacío y esperar que no suene el eco, de decir "Ey, estoy aquí. Te estoy esperando. Vente cuando quieras. Mi casa es tu casa. Siempre serás bienvenido".

jueves, 6 de enero de 2011

Mamá, quiero ser fotógrafa.

Algo así pero cambiando "mamá" por "tío", debió de decirle el sobrino de Sergio Larraín a éste cuando descubrió qué era lo que quería hacer en la vida. Y él le respondió con esta carta.
Afortunados los que tienen claro su vocación porque caminarán por la senda que les conduzca a su objetivo. Los que no, continuaremos zizagueando a ver qué descubrimos en cada rincón.